En 1945, al finalizar la II Guerra Mundial y ya constituida la Organización de las Naciones Unidas, los gobernantes de Estados Unidos comprendieron que las condiciones del mundo eran otras, y por lo
tanto para continuar con su política expansionista hacia América Latina los métodos utilizados
anteriormente debían ser sustituidos por unos más adaptados a la nueva situación mundial.
La consolidación del bloque socialista encabezado por la Unión Soviética les proporcionó a los
gobernantes de Estados Unidos, en 1947, la excusa necesaria para crear un todopoderoso
departamento de "inteligencia" aplicando la llamada ley de seguridad nacional.
Así es como para
atajar "el avance del comunismo" nace la Agencia Central de Inteligencia, y la abreviatura de sus
siglas en inglés es lo que da origen a que sea conocida mundialmente como la CIA.
Pero el nacimiento de este nuevo departamento de "inteligencia" no estaba destinado sólo a
defender "del fantasma de comunismo" a los Estados Unidos dentro de sus fronteras, pues iba más
allá y abarcaba el mundo entero, y de manera especial todo el continente americano.
Al mismo tiempo, para alinear a su hegemonía y a sus intereses a los gobiernos de los países de su
zona de influencia más próxima, junto a la creación de la CIA Estados Unidos determina la
elaboración del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), firmado en Río de Janeiro en
1947, y la reformulación de la Organización de los Estados Americanos (OEA), aprobada en Bogotá
en 1948. Es el conjunto de estas instituciones lo que le permite ejercer el pleno control del área.
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