El día de ayer escuche una historia narrada por el maestro
Tomas Mojarro “El Valedor”, de un matrimonio, que un día decidió aislarse del mundo.
Este matrimonio junto los víveres suficientes para
sobrevivir por un tiempo, clausuraron las ventanas y estando todo esto listo, cerraron
la puerta del cuarto donde habían decidido pasar su reclusión. Así vivieron durante meses, todas sus necesidades las hacían
ahí mismo y digo todas sus necesidades, se imaginan a que olería aquel lugar. Lógicamente
al vivir en esa inmundicia el matrimonio se acostumbro al terrible olor que
ellos ya ni siquiera detectaban y cuando se empezaron a escasear los viveeres,
estos tuvieron que hacer ajustes en su alimentación, así que cada vez comían menos
y menos.
Transcurrieron los meses y un buen día, uno de tantos vecinos que caminaba
cerca del lugar, se percato del terrible olor que emanaba del cuarto, donde
tiempo antes se había encerrado la pareja. Alarmado abrió la puerta como pudo,
temiendo lo peor y cuando por fin lo logro y al entrar oxigeno a la habitación ya
se imaginaran la peste que emanó, tanto que el vecino salió corriendo
con unas terribles ganas de vomitar.
Pero también la pareja que ya se había acostumbrado a sus
aromas, con la entrada del oxigeno nuevo a su cuarto
irremediablemente se dio cuenta de la verdadera situación en la que estuvieron
viviendo durante esos meses, pues el aire limpio y fresco les recordó y los
concientizó de la importancia de vivir de una manera decorosa.
¡Así es México! Ya vemos
como algo natural, vivir en la inmundicia, es por eso que ya nos acostumbramos
a ver semejantes atropellos a nuestros derechos, a nuestra dignidad de pueblo y
verlo como algo cotidiano.
Por eso necesitamos
abrir una puerta o una ventana, para que nos entre ese oxigeno, ese aire nuevo
que nos recuerde lo importante de vivir con dignidad y que esta gente que
ya se resigno, se dé cuenta de su propia miseria, de que la forma en la que vivimos
no es natural, no es porque dios así lo quiso, pues en las manos de los que nos
gobiernan no encontraremos nunca la solución, ni la esperanza de que ¡ahora sí! cumplan con lo que prometieron, pues sus actos hablan por ellos, o tu crees que la reforma laboral es buena y no atenta contra los derechos de los trabajadores de
este país a todos los niveles, desde el obrero hasta el ejecutivo, pues al fin
todos estos trabajan para un patrón.
No cierren los ojos y por dolorosa que sea la realidad ábranlos,
pues solo así cobrando conciencia y buscando la verdad es como se obtiene la
verdadera libertad.
Víctor Martí del
sendero medio
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