Desde que
comenzara la reforma laboral, ese texto mágico con conjuros más propios de
Harry Potter que de un gobierno real, el paro no ha experimentado mejoría
alguna. Por mucho que los periódicos afines al Gobierno de España maquillen los
números comparando la cifra con el mismo mes del pasado año o datos similares,
el número de desempleados tal y como ha indicado el Ministerio de Empleo y
Seguridad Social es el que es: 4.833.521 parados.
Desglosando lo
aportado por el Ministerio de ‘Informar sobre el Desempleo’, ya que se
desconocen las otras tareas que realiza, el incremento de este mes alcanza ya
un 2,73% más que en el mes anterior, por lo que se deduce que Harry Potter
(personaje de ficción al que se le encargó la Reforma Laboral) no ha dado con
el ingrediente exacto para frenar el paro. Además el pequeño Potter ha
conseguido que, como desencadenante a la pérdida de empleo, el gasto en
prestaciones por paro suba un 7,1% en septiembre.
Por lo que si
somos ligeramente inteligentes…algo falla. Quizá haya sido poner ‘ancas de
rana’ en la pócima en vez de ‘sentido común’. A lo mejor el error ha tenido que
ver con decir las palabras incorrectas y gritar a los cuatro vientos:
“Desoccupatione Frenae”; cuando tenían que haber dicho: “Generat Opus”. O
simplemente el error haya sido combatir el fuego con el fuego.
De todas
formas, quizá toda este sortilegio tenga simplemente un objetivo: pre-pararnos
para un futuro mejor. Pues claro, ¿de qué forma te das cuenta de lo valioso que
es algo? simplemente perdiéndolo. Así, con esta reforma y sus desastrosos resultados,
el Gobierno de España tan solo quiere que valoremos aquello que hemos tenido
durante tanto tiempo sin prestar atención a su auténtico valor, aprovechándonos
tan solo de que nos daba el dinero suficiente para tener cobijo y alimentos.
Y sobre el récord
alcanzado de desempleados y la cifra que ha llegado a una zona histórica, quizá
solo pueda decir que es normal que algo así haya ocurrido si la reforma la ha
hecho un aprendiz de mago que pensaba saber mucho más de lo que creía y que
seguirá sin darse cuenta de que, por mucho que agite su varita, hay cosas que
no aparecen por arte de magia.
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