México trata como criminales a niños migrantes
El gobierno mexicano detuvo a 3 mil 908 adolescentes migrantes, como si fueran adultos, por cruzar las fronteras nacionales de manera irregular.
animal politico. NOVIEMBRE 8, 2012
José tiene 16 años, es colombiano y pasó dos meses recluido en México. Su falta: acercarse a un puesto migratorio para pedir informes sobre el trámite de asilamiento.
José había logrado llegar hasta Chiapas, luego de cruzar junto con sus padres y su hermana de 14 años por Honduras y Guatemala. Huyeron de su país, donde la familia enfrentaba amenazas de grupos delictivos, y fue en Tapachula donde creyeron, por fin, estar seguros. Sin embargo, al acudir al Instituto Nacional de Migración, todos fueron puestos bajo detención y separados.
“Yo me sentía mal –narra el adolescente–, porque no tenía oportunidad de ver a mi familia… Supuestamente nosotros estaríamos internados en un lugar donde permaneceríamos todos juntos, pero sólo nos permitían vernos media hora al día… y yo la pasaba solo, llorando.”
José y su hermana, María, son parte de los 3 mil 908 adolescentes migrantes que el gobierno mexicano ha capturado durante 2012, y sometido a detención, como adultos, por cruzar las fronteras nacionales de manera irregular, práctica oficial que se realiza sistemáticamente, señala Gisele Bonnici, de la Coalición Internacional contra la Detención, “a pesar de que la ley migratoria aprobada en 2011 establece que todos los niños migrantes detectados por las autoridades deben ser turnados al DIF, a estancias infantiles, y no a centros de detención en los que pueden permanecer semanas o meses, como criminales, para luego ser deportados”.
“Le arruiné el futuro a mi hijo”
Dos meses después, José y su familia fueron liberados. No obstante, el daño parece irremontable.
“Nosotros decidimos venir aquí –afirma Juan, el papá de José y María–, luego de que una sobrina fue violada; después de eso nos mudamos a otro pueblo, pero ahí dos sobrinas más fueron atacadas sexualmente, así que decidimos huir nuevamente, y hasta ese nuevo pueblo nos hicieron llegar el mensaje de que mi hija sería la siguiente, fue entonces que decidimos partir de Colombia (…) Nunca pensamos que, viniendo a México, terminaríamos sin oportunidades…”
Juan habla, con Ana, su esposa, al lado derecho. Ambos lloran.
“Fue muy difícil dejar Colombia –dice Juan–, yo huí por el peligro y puse en riesgo a mi familia… El Centro de Detención es como una cárcel y ellos (las autoridades) enviaron a mi hijo al área para menores, a mi esposa e hija al área para mujeres, y a mí me enviaron a la de varones… Le arruiné el futuro a mi hijo, debido a la decisión que tomé. Estoy muy frustrado porque he visto el daño que esta situación ha causado. Estoy en realidad triste porque ahora mi hijo dice que ya no quiere regresar a la escuela, siendo que yo pienso que una de las cosas más importantes para él es ir a la escuela y estudiar, si quieres superarte en la vida, debes aprender… Yo me sentía mal estando en el Centro de Detención, apartado de mi hijo por casi dos meses. Yo lo extrañaba… Y lo perdí“.
Flujo creciente
Fundada hace tres años en Australia, para generar estrategias mundiales contra la aprehensión y reclusión de migrantes, la Coalición Internacional contra la Detención eligió hace seis meses a México como sede de su oficina para las Américas, debido a que “el corredor migratorio Centroamérica-México-Estados Unidos es el más importante del continente, y es también en donde se está presentando de manera acelerada la problemática de la migración infantil”.
Y es que, según reportes del mismo INM, sumando los adolescentes y los menores de 11 años, tan sólo durante los primeros nueve meses de 2012 en México fueron detenidos 4 mil 494 infantes migrantes, cifra que supera en 334 casos al total de capturas reportado durante todo el año previo.
De hecho, hace sólo dos meses, en septiembre, el mismo Instituto Nacional de Migración reconoció que la migración infantil en tránsito por México se disparó durante este año, a grado tal que, entre enero y junio, fueron detenidos 3 mil 388 menores indocumentados procedentes de Guatemala, Honduras y El Salvador, lo que representa 50% más que en el mismo periodo de 2011.
Esta tendencia, afirmó entonces Salvador Beltrán del Río, titular del INM, es atribuible al aumento de la violencia en Centroamérica, y destacó que sólo en el caso de los niños provenientes de El Salvador, el incremento fue de 81% de un año para otro.
Así, concluyó el funcionario, al participar en la Mesa de Diálogo Interinstitucional sobre Niños, Niñas y Adolescentes no Acompañados y Mujeres Migrantes, de septiembre pasado, “sí estamos viendo un incremento importante en el número de menores que están llegando, huyendo de violencia en sus países de origen”, a los cuales, aseguró, se les apoya para su regularización, así como para denunciar los delitos cometidos en su contra, y se garantiza “que reciban la asistencia médica y psicológica que requieran”.
La realidad, sin embargo, es muy diferente al discurso oficial, asegura Bonnici.
“A pesar de que la ley establece que todos los niños deben ser atendidos por el DIF, esta institución sólo recibe a los menores de 11 años, a pesar de que la mayoría de los infantes migrantes tienen entre 12 y 17, es decir, son adolescentes, y ellos no son tratados como niños, sino recluidos, incluso por varios meses, en centros de detención que a veces ni siquiera cuentan con espacios para separar a los menores de los adultos.”
Trauma
“Si nosotros creemos que se resuelve algún problema al quitarle la libertad a estos niños, al espantarlos, al violentarlos, incurrimos en un grave error –reflexiona el doctor David Szydlo, psiquiatra infantil por las universidades de Londres, Yale y Hamilton, así como director del Centro de Estudios Psicoanalíticos AC–. Con eso, lo único que estamos haciendo es crear futuros problemas, que se revelarán en cinco, 10, 15 años.”
Especialista en atención de niños traumatizados por eventos de violencia y miembro del equipo de psiquiatras que brindó apoyo a los infantes de Nueva York, tras los ataques a las Torres Gemelas, el doctor Szydlo es enfático al señalar que “todos los niños que padecen estas situaciones (la detención) sufren depresiones muy severas, ataques de ansiedad y pánico, fuertes fobias y, lo más importante, trastorno de estrés postraumático, que es un padecimiento paralizante, incapacitante, que te vuelve incapaz de ver un futuro, y si a un niño se le roba la capacidad de pensar en un futuro, es un niño totalmente destrozado…”
Los niños que presentan este padecimiento, destaca Szydlo, pierden el sueño, sienten el deseo de expresarse violentamente, repitiendo el trauma, esta vez como perpetradores; o en busca de evitar el trauma se retraen y aíslan. Son niños, además, que sufren pesadillas o trastornos alimenticios, “y este es un trastorno –remarca–, que no se cura solito, hay que atenderlo para que los niños no repitan estas historias”.
Pero además de las consecuencias psicológicas, destaca el también ex director del Departamento de Entrenamiento y Asistencia del Centro Nacional para Niños Expuestos a Violencia (de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale), los niños sometidos a traumatización repetida y a violencia, “presentan problemas de salud en términos físicos:muchos estudios demuestran que los cerebros de estos niños son más pequeños, además de que son tres veces más propensos a enfermedades, y cinco veces más propensos a repetir la violencia de la que fueron víctimas en la infancia”.
Por ello, concluye el especialista, “nada impide que, mientras la situación migratoria de estos menores es regularizada, ellos sean atendidos en espacios educativos, con atención psicológica que les ayude a enfrentar los traumas generados por la violencia que los expulsó de su país, en vez de ser sometidos a la pérdida de la libertad”.
Epílogo: ¡Alto!
Debido al acelerado incremento de la migración infantil, así como a la carencia de políticas adecuadas para la atención de esta población en tránsito, México fue elegido, junto con Estados Unidos, Israel, Sudáfrica, Malasia, Grecia y Australia, como punto de lanzamiento de la campaña ¡Alto a la detención de niños migrantes!, patrocinada por la Coalición Internacional contra la Detención.
Además de sensibilizar a las sociedades de estos países sobre el fenómeno de la migración infantil, a través de spots que ya circulan en internet, la campaña convoca a la ciudadanía a firmar una “petición global”, que en el caso de México va dirigida a la Secretaría de Gobernación, en la que se exhorta a las autoridades a erradicar la práctica de la detención de los niños indocumentados.
“La detención de niños, niñas y adolescentes es un problema, no una solución –establece la petición–. Aunque sea por un periodo de tiempo muy corto, existen elementos suficientes que prueban que la detención tiene un impacto profundo y negativo, deteriora su salud física y psicológica, comprometiendo su adecuado desarrollo durante la infancia y a lo largo de su vida (…) Los Estados no deberían detener a niños, niñas y adolescentes que huyen del abuso, la guerra y la pobreza”.
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