Emmanuel Ameth*12 de mayo del 2013 , Los Angeles Press
Un grupo de tuiteros en México impulsó y logró colocar como trending topic mundial el hash #ReChingasATuMadreEPN, mismo que se mantuvo en los primeros lugares durante horas en la red social el día que estos celebraron a sus madres en dicho país. Pero hacer una alegoría tan directa al mandatario Enrique Peña Nieto (EPN) no es la travesura de unos miles, sino uno de los tantos síntomas evidentes de la desaprobación de muchos sectores de la sociedad mexicana al actual gobierno.
El #ReChingasATuMadreEPN resume el impotente sentir de millones de mexicanos en el país que se saben defraudados por el sistema político electoral si bien el mensaje sólo fuera compartido por unas miles de cuentas en Twitter. Es un grito de inconformidad que más que darle una lectura literal, merece un análisis profundo y sin estereotipos. Enrique Peña Nieto no es la mano atrás de los genocidios y crímenes de lesa humanidad cometidos en el pasado; tampoco es el artífice de una devaluación cuya magnitud afectara el propio sistema financiero mundial con el llamado efecto tequila; no es el autor intelectual de los fraudes electorales ni mucho menos aquel que durante años negociara con el narco para dejar comunidades enteras a merced de los delincuentes: pero él, su figura presidencial y sobre todo como primer priísta en el país, les representa a todos. La madre de Peña Nieto puede dormir tranquila –si es que en algún momento le preocupó–.
De lo que Peña Nieto es responsable es que al frente del Estado de México el número de mexicanos en pobreza moderada y extrema en su demarcación, creció. Que abusó del poder en el caso Atenco dejando un saldo de 2 muertos, cerca de 30 testimonios de violación a mujeres, arriba de 50 heridos y más de 200 detenidos mientras que cuando se trató de enjuiciar al exgobernador de su misma entidad –familiar suyo-, se flexibilizó. Probablemente estos actos, sumados a la incompetencia de hacer frente a los feminicidios fueran suficientes para hacer que el #ReChingasATuMadreEPN fuera merecido.
La expresión es de repudio sí, pero con una cómica infantilidad que lo mismo puede leerse inocente que perversa. La frase va dirigida a un sistema, a una forma de gobierno. Es una ocurrencia que demuestra mayor burla que odio -quién mejor que el mexicano para reírse de su infortunio-. Son más los niños que en nuestra sociedad repiten esta frase (incluso para beneplácito de sus padres), los amigos que la ocupan como un saludo poco ortodoxo y los compañeros de trabajo que la usan en su vocabulario para la recreación de discordancias con su jefe, que quienes piensan en llevarla al terreno práctico/real.
El #ReChingasATuMadreEPN no es más –ni tampoco es menos- que el grito vacío que se repite cada 15 de septiembre en nuestro país: una declaración de ‘guerra’ contra el enemigo invisible (que por tanto es invencible y abominable), contra el opresor ante quien nada podemos hacer como escribiera Paz en su Laberinto de Soledad. Ellos tienen los medios para lastimarnos y lo han aprovechado ¿por qué nosotros no íbamos a aprovechar un medio que exprese nuestro descontento si este ni siquiera les afecta?
Nada en la semántica del # ReChingasATuMadreEPN alude la transformación, por lo que no sólo es injusto sino que también es ignorante juzgarle como ‘poco constructiva’. Nunca se dijo que persiguiera objetivos filantrópicos ni que a partir de ella naciera una iniciativa/proyecto; no es una frase que invite al diálogo aunque en su intolerancia guarde una historia tanto de protestas calladas con metrallas como de propuestas ninguneadas, es decir, en lo más profundo de la misma la desilusión se debe a la incompatibilidad de agotar –y seguir haciéndolo- los recursos para buscar un beneficio que las autoridades no han compartido con los ciudadanos en forma y mucho menos en fondo. No es antidemocrática porque no surge de una llana inconformidad electoral o de una crítica a las mayorías, sino de un descontento social amplio.
Considerar el #ReChingasATuMadreEPN simplemente como una expresión de odio –aunque algunos la ocupen para exacerbarlo- es ignorar que esta ni incita a la violencia ni llama a la insurrección. El odio puede ser irracional mientras que el rechazo al actual gobierno y a su figura es un acto de investigación, conocimiento y meditación (si bien con estos se rechaza a todos los gobernantes que ha tenido el país).
De resentido a indignado social
Cuando se califica a alguien de resentido social, suele creerse que se le ofende, cuando en verdad, le enaltece. Quienes llamaron resentidos sociales a aquellos que ocuparon el TT #ReChingasATuMadreEPN deberían sentir vergüenza de sí mismos.
Indigna que 1 de cada 4 mexicanos tenga carencia en el acceso a la alimentación y que sumen 20 millones más de lo que los spots de la cruzada nacional contra el hambre, acepten (28 millones de mexicanos). Me indigna que 7 de 10, no cuenten con seguridad social; que 1 de 3 no tenga servicios de salud y que encima de estos indicadores, se diga que vivimos en un país próspero y los medios magnifiquen cual si fuéramos primermundistas. Es doloroso saber que el actual presidente de la nación debe su puesto a la clase baja y media baja (quienes poseen los menores ingresos), a quienes poseen menor escolaridad y a la gente del campo –véase la encuesta de salida- y que es a ellos a quienes las políticas desfavorecen más.
Si por tener conocimiento de lo anterior se es catalogado como ‘resentido social’ el orgullo de ser un indignado más contrasta con la vergüenza de ser un conformista que no mira más allá de lo que tiene enfrente, precisamente esos que señalan. Fijarse en lo descortés de una expresión y no en lo brutal de las consecuencias de malas políticas por generaciones… hay que ser muy valiente para adoptar esa postura o bien, querer convertirse en un mártir.
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