Hay hombres que viven contentos aunque vivan sin dignidad. Hay otros que padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin dignidad a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de dignidad, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin dignidad, hay siempre otros que tienen en sí la dignidad de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su dignidad. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres son sagrados.
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